Con la llegada de las metodologías ágiles se pone en marcha un nuevo paradigma a la hora de enfocar la forma de trabajar. Y es que, aunque definidas hace casi 20 años, están en mejor forma que nunca.
Por ello hemos decidido darle el sitio que merecen con este artículo en el que hablaremos de sus fundamentos, ventajas y cómo aplicarlas, para terminar haciendo mención a nuestro compromiso con ellas.
¿Qué son las metodologías ágiles?
Las metodologías ágiles suponen un cambio en la forma de trabajar de empresas de todo tipo. Con ellas se pretende crear un mecanismo de acción rápida y eficaz frente a las diversas situaciones que puedan surgir, aportando flexibilidad a un proyecto.
Durante su desarrollo un proyecto se divide en subproyectos más pequeños. Estos fragmentos, denominados sprints, deben cumplimentarse en un período de tiempo determinado, tras el cual el equipo se reunirá y evaluará la situación para decidir las siguientes acciones a ejecutar. Por tanto, se trata de un procedimiento iterativo.
La metodología Agile, una de las más populares, tiene sus orígenes en el año 2001, cuando se publicó el Manifesto for Agile Software Development. En sus comienzos, Agile tenía como objetivo el desarrollo de software ante un entorno tan cambiante como el que envuelve a este mundillo profesional. Sin embargo, con el paso de los años, Agile ha demostrado ser un método aplicable, y con excelentes resultados, a otros entornos productivos.
Los principios de Agile
Según su texto fundacional, Agile se basa en estos 12 principios:
- Entrega continua de software de valor al cliente
- Aceptar siempre el cambio de requisitos del proyecto, sin importar su grado de avance
- Entregar software funcional en menos tiempo
- Desarrolladores y clientes deben trabajar estrechamente a diario
- El intercambio de información es más efectivo cara a cara
- La motivación se consigue creando un ambiente de confianza y crecimiento continuo
- El software de trabajo es la medida clave del progreso realizado
- Promover el desarrollo sostenible
- Atención continua a la excelencia y la calidad
- La simplicidad es clave
- Los equipos que se autoorganizan generan mejores productos
- El equipo debe ajustar su comportamiento regularmente para ser más efectivos
Beneficios de Agile
Implementar la metodología Agile traerá una serie de ventajas en las empresas que lo apliquen. Os traemos las más destacados:
- Mejor comprensión del cliente
- Mayor transparencia
- Mejor conocimiento de los costes
- Flexibilidad
- Mejora la calidad
- Mejora el trabajo en equipo
- Desarrollo centrado en los usuarios
Mejor comprensión del cliente
Las metodologías ágiles nos ofrecen un contacto permanente con el cliente, a lo que hay que añadirle que, gracias a los sprints y entregas periódicas de los avances realizados durante los mismos, es más sencillo conocer sus preferencias y opiniones sobre el producto que se está desarrollando.
Esta interacción bidireccional termina fraguando una mayor confianza entre todas las partes implicadas, lo que incide positivamente en los niveles de compromiso mutuo.
Mayor transparencia
La comunicación clara entre las partes y la confianza que surge a raíz de esta, que acabamos de comentar, hace que los clientes puedan visualizar el proceso de fabricación de su producto.
Sin embargo, aquí debemos dejarles muy claro que lo que están contemplando es un producto incompleto, con más funcionalidades a añadir y muchos aspectos que perfeccionar y pulir. Por tanto, se trata de algo que puede que aún esté bastante alejado del producto final a entregar.
Mejor conocimiento de los costes
La división del trabajo en sprints, hace que tengamos un mayor control y capacidad de previsión sobre las inversiones realizadas en cada uno de ellos.
Con ello lograremos priorizar decisiones, además de hacer que el cliente conozca de primera mano el coste real del trabajo, pudiendo incluso compararlo con el gasto estimado en un principio.
Flexibilidad
Aquí hablamos de una de las principales características que nos ofrece la estructura de trabajo definida por las metodologías ágiles. Tener subconjuntos de tareas nos permite rectificar ante situaciones inesperadas o cambios de parecer del cliente.
Además, nos hace más sencillo priorizar las tareas, aportando con todo ello un plus de adaptabilidad ante cualquier nueva circunstancia que se nos ponga por delante.
Mejora la calidad
Toda organización que siga metodologías ágiles conseguirá productos de mayor calidad. Aquí juega un papel muy relevante el hecho de realizar constantes pruebas durante cada iteración o sprint.
Así conseguiremos una detección temprana de defectos, lo que permite su corrección antes de que la bola de nieve se haga más y más grande, dificultando mucho su posterior arreglo y acarreando retrasos y mayores gastos.
Mejora el trabajo en equipo
Cada miembro del equipo de trabajo sabe perfectamente qué tiene que hacer y de cuánto tiempo dispone para ello. A esto debemos añadirle que las continuas reuniones y evaluaciones aumentan la sensación de tener un objetivo final compartido por todos.
Estamos creando de esta manera un equipo con un objetivo claramente definido, lo que va a repercutir positivamente en la productividad total.
Desarrollo centrado en los usuarios
A la hora de diseñar un producto, debemos hacer mucho caso a la experiencia que tendrá el usuario final cuando pueda disponer de él. Debemos ir más allá de los aspectos puramente tecnológicos y ponernos en el lugar de las personas que van a adoptar nuestra solución en su día a día.
Para ello, se contemplan opciones como la realización de una prueba beta después de cada sprint o cada cierto tiempo, en base a las funcionalidades que se vayan añadiendo.
¿Cómo implantar metodologías ágiles en la empresa?
Alcanzar un desarrollo completo de una metodología ágil en un negocio es un proceso complejo en el que, para no perdernos, será aconsejable (y casi obligatorio) que sigamos ciertos pasos:
- Comenzar con un proyecto sencillo
- Hacer una visualización estratégica
- Definir la hoja de ruta
- Apostar por el equipo
- Escoger herramientas
- Empezar con los sprints
- Evaluar
1.- Comenzar con un proyecto sencillo
Si se pretende implantar una metodología ágil en una empresa al completo, lo mejor será comenzar por aquellos proyectos o procedimientos más simples.
De esta manera sabremos detectar mejor los aspectos a corregir y refinar. A partir de lo aprendido en esta fase, podremos expandirla a otras facetas del trabajo.
2.- Hacer una visualización estratégica
No debemos implantar metodologías ágiles por capricho o modas, sino que estas deben cumplir con una misión específica y ser realmente útiles para la empresa. Para tener esta capa estratégica del proceso, debemos responder a preguntas como:
- ¿Por qué la necesito?
- ¿A quiénes van dirigidos los esfuerzos?
- ¿Dónde aplicarlas?
- ¿Cuándo?
- ¿Cómo?
Todo esto permitirá la creación de objetivos realistas a la vez que flexibles.
3.- Definir la hoja de ruta
Ha llegado el momento de fijar objetivos. Para ello debemos conocer, aunque sea de manera superficial, los requisitos del proyecto. Cada objetivo vendrá definido por características como:
- Nombre
- Fecha
- Características principales
- Métricas para su seguimiento y evaluación
4.- Apostar por el equipo
Para alcanzar el éxito será necesario disponer de un equipo de trabajo con experiencia en las metodologías ágiles. En caso contrario, se deberá apostar fuertemente por la formación. Tampoco debemos despreciar el valor de equipos mixtos en los que los “veteranos” transmitan su sabiduría a aquellos que acaban de entrar en contacto con Agile.
5.- Escoger herramientas
En el mercado hay una gran variedad de herramientas útiles para las metodologías ágiles. Estas herramientas pueden ser bien de organización o bien de comunicación interna o con los clientes.
6.- Hora de empezar con los sprints
Una vez que hemos marcado el ritmo de trabajo, definido el equipo y tenemos a nuestra disposición las soluciones que vayamos a emplear. Es hora de arrancar con la puesta en práctica de Agile mediante los sprints planeados.
A lo largo de la duración de cada sprint, es aconsejable hacer pequeñas reuniones diarias con el fin de saber qué es lo que se ha hecho, qué se va a hacer e identificar posibles obstáculos que vayan surgiendo.
7.- Evaluar
Con la finalización de cada sprint vendrá la sesión de evaluación de las tareas desempeñadas a lo largo del mismo. Habrá que reunir a equipo y cliente, mostrar los avances, las nuevas funcionalidades añadidas, así como los problemas y errores surgidos.
A partir de aquí, tendrá lugar la puesta en común de las acciones correctivas a tomar (si las hubiere), así como la definición de las próximas fases a cumplimentar.
Sixphere y las metodologías ágiles
En Sixphere somos muy de metodologías ágiles, ya que nuestra experiencia reafirma nuestro convencimiento de que con la puesta en práctica de estas, conseguimos cumplir con las exigencias y necesidades de nuestros clientes.
De hecho, hemos desarrollado nuestra propia metodología, llamada Sixphere Agile Model (SAM). Un modelo basado en la iteración que responde a necesidades concretas y proporciona valor a corto plazo, basado en 4 pasos fundamentales:
1.- Diseño de objetivos
2.- Desarrollo tecnológico de soluciones
3.- Implantación y explotación
4.- Evaluación y mejora
Gracias a SAM hemos conseguido cambios en la cultura digital de industrias y empresas de diversos sectores productivos, desde aeronáutica hasta el agroalimentario. Aunque bien es cierto que nuestras soluciones de digitalización son 100% aplicables a cualquier ámbito industrial y de fabricación.
Para concluir, podemos decir que los métodos ágiles se encuentran en plena forma, un impulso en gran medida debido a la expansión de la transformación digital, las fábricas inteligentes y todo lo que abarca la Industria 4.0. Por ello seguimos trabajando en base a sus pautas, siempre con la mente puesta en la mejora continua y el progreso de todos los que confían en nosotros.
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