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La calidad industrial como ventaja competitiva

La producción industrial de bienes va de la mano de la exigencia de ciertos requisitos referentes a la calidad de los productos. Más calidad implica más beneficios para la industria y para el consumidor final. ¿Cómo la alcanzamos? Se trata de un proceso complejo, pero, a la vez muy satisfactorio. Estudiémoslo más a fondo.
Calidad | Industria 4.0

La palabra “calidad” nos persigue allá donde vayamos. Solamente tenemos que poner la tele, la radio, leer algún periódico o entrar en alguna web para encontrarnos con ella. La calidad es un reclamo constante por parte de las marcas para ofrecernos sus productos o servicios, pero… ¿sabemos exactamente qué es? ¿Podemos definirla con precisión? Aquí es donde muchos se quedan en blanco y no pueden dar una respuesta clara.

Y es que, aunque tengamos una vaga idea del concepto de calidad y sus beneficios, cuesta trabajo entender todo lo que se esconde detrás de esta palabra omnipresente. Además, saber cómo se aplican los criterios de calidad a aspectos industriales es más complejo aún.

En este artículo arrojamos más luz sobre la calidad en la industria, qué criterios sigue, cómo se implanta y qué ventajas aporta a quienes apuestan por ella. ¿Quieres quedar como un rey en la próxima conversación en la que la calidad salga a la luz? Éste es tu momento para saber más y dejar a todos con la boca abierta.

¿Qué es la calidad industrial?

Empecemos aclarando conceptos, según la Organización Internacional de Normalización (ISO), se define la calidad como el “grado en el que un conjunto de características inherentes a un objeto (producto, servicio, proceso, persona, organización, sistema o recurso) cumple con los requisitos.”

Estos requisitos variarán en función de la finalidad y del ámbito de aplicación del concepto de calidad. Por ejemplo, no se seguirán los mismos criterios si tratamos de verificar la calidad respecto al medio ambiente que si lo hacemos respecto a la prevención de riesgos.

Las técnicas a emplear cambiarán notablemente en función de la actividad de la empresa, aunque los cimientos conceptuales no varíen: conocer los requisitos del producto, verificar que estos se cumplen y se pueden mejorar y tomar medidas correctivas cuando se estime oportuno.

La calidad es algo que está vivo y en constante movimiento, buscando la mejora continua. Por ello la mejor forma de definir gráficamente esta búsqueda de la excelencia es mediante un ciclo, conocido como Ciclo de Deming, que consta de las siguientes etapas:

  1. Planificar las acciones.
  2. Hacer dichas acciones.
  3. Verificar midiendo los resultados de las mismas.
  4. Actuar en consecuencia según los resultados obtenidos en la tercera etapa.

La calidad aplicada a la industria envuelve a toda una serie de campos que pueden ser diferentes según la naturaleza de la propia industria. Es decir, no es lo mismo la calidad para una empresa que fabrica coches que para una industria alimentaria, aunque bien es cierto que pueden compartir algunos criterios comunes.

Calidad industrial

Normas de calidad industrial

Como hemos comentado, en función del tipo de industria que nos refiramos, se aplicarán distintos criterios de calidad. Sin embargo, existen criterios que son troncales sea cual sea la rama industrial que estemos tocando.

Con el fin de unificar y estandarizar estos criterios de calidad, a lo largo del siglo XX se fueron creando diferentes organizaciones internacionales responsables de la redacción de estos estándares. Actualmente, la principal entidad para la definición de normas de calidad es la anteriormente mencionada ISO.

Existe un gran abanico de normas ISO disponibles, como sería una locura hablar detalladamente de todas, pasamos a referirnos a algunas de las más relevantes para conseguir altos niveles de calidad industrial, tanto desde una perspectiva genérica, hasta otra más concreta en función de la industria en sí.

ISO 9001: empezando por la base

Esta norma marca las pautas para el establecimiento de un Sistema de Gestión de la Calidad. Esta norma busca la satisfacción general del cliente y es independiente del sector de actividad de la empresa, por lo que a la hora de comenzar a implantar la calidad, debe ser la primera norma a considerar.

La norma ISO 9001 tiene en cuenta todos los procesos que repercuten en la calidad total del negocio, diseñando e implantando un sistema que permita administrarlos. La ISO 9001 toca aspectos como:

  • Contexto de la organización.
  • Liderazgo.
  • Planificación.
  • Soporte y gestión de todos los recursos necesarios.
  • Operaciones a desarrollar.
  • Evaluación.
  • Mejora continua.

ISO 14001: medio ambiente

Actualmente la industria no puede permanecer ajena a la problemática medioambiental, es por ello que el seguimiento de la norma ISO 14001 puede ser de gran interés.

Esta, al igual que ocurre con la ISO 9001, es una norma con una amplio rango de aplicación. De hecho, según AENOR, se estima que en 2017 unas 362.610 empresas de 181 países contaban con este certificado.

La norma ISO 14001 tiene como propósito general la protección del entorno, consiguiéndose esto mediante la reducción de riesgos, el cumplimiento de la legislación vigente y entablando estrategias de comunicación de información ambiental.

ISO 16949: industria del automóvil

Esta norma constituye el estándar establecido por ISO para la industria de la automoción. En ella se establecen los requisitos para la fabricación de las piezas necesarias para construir un automóvil. Tiene su fundamento en la anteriormente comentada ISO 9001.

La ISO 16949 centra su foco en prevenir la creación de piezas defectuosas y en una reducción de la cantidad de desechos que se originan como consecuencia de esta actividad industrial.

Este estándar es extensible a toda la cadena de suministro, así como al servicio postventa y otras actividades de apoyo.

EN 9100: calidad en el sector aeroespacial

La norma que especifica los criterios a seguir para garantizar la calidad en el sector aeronáutico centra sus esfuerzos en la seguridad y la tecnología extendidas a toda la cadena de suministro. Al igual que la ISO 16949, esta norma también basa gran parte de su contenido en la ISO 9001.

Es aplicada desde prácticamente sus orígenes por empresas tan prestigiosas del sector como Airbus o Boeing. Siendo una exigencia innegociable por parte de estas a todos sus proveedores. Cabe resaltar que la norma EN 9100 es seguida tanto en el ámbito de la aviación civil como en el militar.

Además, destacar que se trata de un estándar aplicable a empresas de servicios enfocadas a este sector, como laboratorios u organizaciones encargadas de prestar asistencia técnica.

Estas son algunas muestras de la amplia variedad de normas de calidad existentes y que pueden tener relación con la industria. Pero, evidentemente, no son las únicas, sino que podemos mencionar varias más como:

Implantación de un sistema de calidad

Hasta aquí hemos visto la parte más teórica referente a la calidad industrial. Ahora ha llegado el momento de pasar la práctica y analizar brevemente cómo se materializa e implanta un sistema de calidad en una industria. Una forma habitual de hacerlo es mediante los siguientes pasos:

  1. Diagnóstico de situación. Antes de empezar tendremos que saber dónde estamos. Para ello se pueden analizar informes, registros, realizar encuestas o entrevistas y comprobar la legislación vigente relacionada. La monitorización detallada de todos los procesos también es importante en esta fase, así como realizar un DAFO.
  2. Redacción de la documentación necesaria, como la política, el plan y el manual de calidad, así como los diferentes procedimientos de trabajo.
  3. Tareas de formación y concienciación para que los empleados se impliquen.
  4. Implementación del sistema de calidad. Hora de ponerse en marcha.
  5. Auditoría interna. Las cuales se repetirán con cierta periodicidad.
  6. Aplicación de acciones correctivas, preventivas y de mejora a partir de los resultados de la auditoría interna.
  7. Auditoría externa. Si resulta favorable, obtendremos la deseada certificación de calidad.

Lógicamente, podríamos entrar más en detalle en cada uno de estos pasos e, incluso, desglosarlos más, pero entendemos que ese no es el fin de este artículo, por lo que hemos decidido realizar una descripción somera del procedimiento.

Para tener un control total de este proceso podemos recurrir a soluciones tecnológicas que nos faciliten el control de la calidad industrial. Una de ellas es Polaris Industry, con la que resulta sencillo monitorizar cada acción que tiene lugar en la fábrica gracias a tecnologías de proximidad y a la Inteligencia Artificial.

Ventajas de la calidad industrial

¿Por qué es tan importante la calidad en la industria? Como es natural, tomarnos tantas molestias en dar forma a un sistema de calidad para nuestra empresa debe ofrecer considerables beneficios. De lo contrario, no merecería la pena tal esfuerzo. Veamos las ventajas más destacadas.

Mayor satisfacción del cliente

Al fin y al cabo, el usuario final debe ser el centro de todas nuestras acciones y, por tanto, el motor que nos mueva a afianzar la calidad en la industria.

No hay mejor embajador de tu marca que un cliente satisfecho con aquello que le ofrecemos. Volverá a nosotros y nos recomendará a todo su entorno. Pero eso no es todo, la reducción de quejas y reclamaciones hace que podamos destinar más recursos a otras tareas.

Reducción de costes

La puesta en marcha de un sistema de calidad hace que los gastos en la producción de bienes sean menores. Esto se debe a que se aprovechan más los materiales, reduciéndose los desperdicios de materias primas, productos semielaborados y productos terminados.

La optimización de los procesos de trabajo favorece la producción a gran escala, lo cual abarata la fabricación. Además se ahorra en inversiones destinadas a la vigilancia y corrección de errores.

Trabajadores motivados

Si todos los implicados en los procesos se dan cuenta de que gracias a su esfuerzo y dedicación todo funciona a las mil maravillas, su moral subirá como la espuma. Esto derivará en una menor rotación laboral, por lo que contaremos con trabajadores expertos y con ganas de seguir creciendo.

Pero aquí no queda todo, tener al personal motivado hace que la relación entre ellos sea óptima, creándose un gran ambiente de trabajo.

Mayores ventas

A más altos estándares de calidad, mejores productos crearemos, lo cual tendrá consecuencia directa en las cifras de ventas. A esto debemos sumarle el hecho de que, al tener un mayor control sobre todo lo que ocurre en la planta, podemos ser más exactos en el momento de fijar los precios para nuestro producto. Por tanto, tenemos la posibilidad de establecer una relación calidad-precio que resulte altamente atractiva para el público.

Esperamos que tras haber leído este artículo os haya quedado más claro el concepto de calidad y por qué es tan importante aplicarla en todos los ámbitos de la industria. No será fácil ni rápido, pero merece la pena remangarse y ponerse a trabajar duro, todos a una y de manera coordinada. Además, con la ayuda de herramientas que nos ofrecen las nuevas tecnologías todo será más sencillo y fiable. ¡Vamos a por ello!

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