No debe haber miedo en afirmar, simplemente por ser en apariencia un concepto opuesto al frío tecnológico, que la digitalización trata de emociones.
Tras cada decisión de optimización, tras cada idea de mejora o tras cada sueño de evolución, hay una persona o un grupo de personas que están dispuestas a invertir su tiempo y su dinero en alcanzar sus objetivos a través de tecnología. Dispuesta a confiar en ti, empresa tecnológica. Y eso es emoción.
Partiendo de esta premisa tan clara y meridiana, inferimos nuestro objetivo más conciso: aportar retorno de inversión, expresión que aterrizada a una escala emocional, se traduce en aportar bienestar y, por qué no, alegría.
Hacia un lugar más exacto
Cuando hablamos de abordar un proyecto de digitalización, hablamos de formar equipo. Implicar a nuestros clientes en el desarrollo de sus ideas es parte del juego, y la única forma que conocemos de que todo llegue a buen puerto. La digitalización coral, como ocurre en un plano secuencia, permite aportar un dinamismo especial, y ayuda a descubrir de forma progresiva el escenario y el contexto al que sus protagonistas se enfrentan. En definitiva, digitalizar en plano secuencia.
En «Senderos de Gloria«, el general pasa revista a sus tropas paseando por la mismísima trinchera. Mientras toma el pulso a la realidad de sus hombres, se suceden las explosiones. El espectador, el analista, empieza a darse cuenta de qué hay enfrente (objetivos), cuál es la amenaza (oportunidad) y cuál es el estado actual de las cosas.
Un paso para poder dar el siguiente
Son los conceptos de continuidad e inclusión los que hacen del plano secuencia algo realmente especial. En muchas ocasiones, el éxito de un proceso de digitalización va precisamente de eso. Al final de la escena, tenemos una idea de conjunto clara, y sabemos con seguridad qué ha pasado. Pero llegar a este punto con éxito significa haber ido paso a paso, quitando capas de la cebolla mecánica.
Matthew McConaughey afronta una acción maravillosamente interminable en «True Detective» con una estrategia en mente, pero sin conocer los problemas reales y específicos a los que se enfrentará. Anda por exteriores, se agazapa, penetra en habitaciones, protege y ataca, siempre en alerta y bien planificado, pero sin saber con exactitud qué hay al otro lado. Y cuando el problema llega, aplica la solución concreta, lo que la acerca a la más correcta. Matt itera y avanza.
Un equilibrio prácticamente quirúrgico
Mi plano secuencia digital es un Mínimo Producto Viable, una fase corta, ambiciosa y con un objetivo claro que resulta espectacular (aporta valor), que convierte al espectador en actor (hace equipo), y que pone las cartas sobre la mesa para abordar soluciones (orienta a objetivo). Ahora bien, ¿es complicado? Veamos.
¿Cuántos ángulos, travellings y cambios de ángulo y altura acompañan a Michael Keaton en «Birdman«? La coreografía es tan efectiva y eficiente como difícil de coordinar. ¿Un fallo puede provocar una repetición de la secuencia? Quizás. ¿Es costoso? Claro, pero, ¿no lo es más aún un fracaso en taquilla? Un plano secuencia sale bien teniendo claro cuál es el objetivo y tomando conciencia de qué papel ha de jugar cada actor. Digitalizar en plano secuencia.
Uno de los primeros planos secuencia del cine pertenece a Murnau, de su película «Amanecer», de 1927. Todo está ahí, sólo hay que querer, atreverse y saber utilizarlo.
CONOCIMIENTO / Descargables
EBook gratuito
eficiencia OEE
Descubre las particularidades del indicador OEE, cómo automatizar su cálculo y que requisitos deben cumplir tus procesos de producción para implementarlo.